Nadie puede negar que el cambio ha llegado a las aulas del país. Son una cantidad innumerable de términos los que se han adentrado en los colegios y han acaparado las metodologías de los docentes.

Gamificación, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje cooperativo, aprendizaje basado en problemas, las competencias, el flipped classroom…pero si hay un término que ha capitaneado todo esto en nuestra fundación es la METACOGNICIÓN.

Si descomponemos la palabra metacognición podemos entender que meta significa ir más allá y cognición incluye como procesamos la información a partir de lo que percibimos, por lo que la metacognición hace a nuestros alumnos ir más allá de lo que tienen delante adentrándose en su mente.

En un mundo tan cambiante constantemente en el cual no sabemos a lo que nuestros alumnos se van a enfrentar en un futuro es vital que desarrollemos sus mentes para que sean capaces de pensar, recordar, percibir y entender, produciendo así futuros ciudadanos que piensen por sí mismos, críticos y creativos, capaces de resolver problemas sin ayuda.

Para estimular la metacognición utilizamos un rango muy grande de actividades, estrategias y destrezas de pensamiento, paradas metacognitivas o hasta una conversación de tu a tú siempre intentando resolver 4 puntos clave:

    1. El alumnado es consciente de lo que ha aprendido y como lo ha aprendido. El alumno se da cuenta de que el sonido le distrae, o de que aprende mejor a primera hora que por la tarde, o le es más útil hacer un ejercicio que leer el texto en alto….
    2. Planifica, lleva a cabo y controla su aprendizaje. Sabe los pasos que tiene que seguir y las mejores estrategias que puede utilizar para resolver los problemas que tiene delante.
    3. Monitoriza su aprendizaje conociendo sus ventajas y fortalezas. El alumnado y se vuelve consciente si lo que esta aprendiendo lo está entendiendo o solo lo esta memorizando, para ello ha de tener metas relacionadas con lo que esta aprendiendo, ir corrigiendo sus errores, valorar cada paso que vaya dando modificando lo que sea necesario durante el proceso y no solo al final y sobrepasando nuevos aprendizajes.
    4. Por último, el alumno es capaz de evaluar el resultado final de lo que ha aprendido y sabe transferir este aprendizaje a otros campos. Como se que lo que estoy eligiendo funciona, donde guardo todo lo aprendido dentro de mi memoria, vuelvo a lo que ya se cuando comienzo un aprendizaje nuevo para utilizar todo eso que ya se para así darle más sentido a lo que ya se y tener un mayor abanico de soluciones a la hora de resolver problemas.

Está claro qué la metacognición ha de ir de la mano de otros factores que también trabajamos a fondo en nuestras aulas, como la autoevaluación de los alumnos y alumnas o el aprendizaje basado en proyectos que hace que nuestro alumnado conecten con la realidad, pero queda claro que la metacognición es un arma letal para derrotar a los que quieren que nuestra generación del mañana solo sepa reproducir contenidos googleables y sean más semejantes a una maquina que a una persona. Es hora de la revolución y tú ¿estás preparado para ir más allá de la mente?

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