¿Cómo aprende la mente humana? ¿Cómo podemos lograr que cada niño/a sea capaz de conseguir un conocimiento profundo, creativo, crítico y riguroso?

El cerebro tiene una capacidad extraordinaria para aprender. Las neuronas cambian constantemente realizando millones de conexiones a través de circuitos por los cuales transcurre la información. Pero no toda la información que recibimos se convierte en conocimiento puesto que existen muchos factores que favorecen o impiden que el aprendizaje sea eficaz.  Entre ellos podemos destacar la motivación, los estados de ánimo, la forma de aprender de cada persona ya que no todos aprendemos de la misma manera, los recursos de los que podemos disponer, las actividades que realizamos en el aula, el entorno …

Nuestro desafío en la escuela es transformar la información en conocimiento y para conseguir esto, tenemos que entrenar muchos procesos cognitivos como aprender a focalizar, a hacer hipótesis, a observar. En definitiva, cómo se aprende a manejar todas esas habilidades para lograr el conocimiento que los alumnos/as necesitarán para ser personas competentes, críticas y creativas.

Para ello necesitamos conocer cuáles son sus fortalezas y debilidades, sus estados de ánimo. Los niños deben conocer cuál es su manera de aprender más eficaz y qué estrategias y recursos les resultan más motivadores.

Nosotros, desde infantil, acompañamos y estimulamos sus aprendizajes, los entrenamos para resolver problemas, tomar decisiones, trabajar en equipo, les ayudamos a que aprendan a pensar mejor, a partir de un modelo propio de didáctica que fomenta el educar personas con pensamiento crítico, creativo y riguroso llamado “Aprender a Pensar”.

¿Cómo hacemos esto en clase?

Entrenando diferentes destrezas de forma sistemática para conseguir que sean buenos pensadores críticos y creativos. Les ayudamos a que busquen el significado de las cosas, sus relaciones, semejanzas y diferencias, que generen ideas nuevas y posibilidades ante situaciones complejas, combinando sus propias ideas con las de los demás y viendo las cosas desde otros puntos de vista. Les pedimos que identifiquen y resuelvan problemas de diferentes maneras, que aprendan a tomar decisiones valorando las opciones, teniendo en cuenta los pros y los contras, que formulen hipótesis construyendo razonamientos y que identifiquen causas y efectos.

Les enseñamos a dominar los lenguajes, no queremos que aprendan de memoria, sino que sean capaces de encontrar las palabras con las que describir las cosas que van descubriendo.Evidenciamos todo el aprendizaje para conseguir que recuerden y organicen la información y la comprendan con más profundidad. Por eso, las paredes de las aulas y espacios comunes muestran esas evidencias.

No basta con aprender una sola manera de hacer las cosas. Tienen que usar diferentes métodos de aprendizaje, trabajar de manera cooperativa en grupos variados, reflexionar de manera individual, comprender y memorizar lo importante, utilizar las tecnologías de forma crítica, ética y eficaz.

Me gustaría cerrar este artículo con una frase que representa la esencia de lo que hacemos día a día en nuestras aulas: “Sigamos poniendo nuestra pasión, nuestro compromiso y sabiduría en lo que hacemos ya que poseemos la maravillosa experiencia de educar y tenemos el poder y la magia de cambiar la mente y el corazón de un niñ@” (Carmen Pellicer).

 

 

 

 

 

 

 

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